miércoles, 22 de febrero de 2012

Inicio,nudo y desenlace de la cerillera


El día de año Viejo, el último día del año, hacía mucho frío y las calles de la ciudad estaban completamente oscuras. Solo una niña vagaba por las calles para vender alguna cerilla.
Las personas permanecía en sus casas calientes y a través de las ventanas podía verse brillar las luces de los árboles de navidad. El olor a pavo asado llegaba hasta las calles. Estaba nevando. Solo una pequeña niña vagaba por las calles vacías. Sus cabellos dorados estaban de copos de nieve y sus pies desnudos, estaban amoratados a causa de el frío. Cuando había salido de casa llevaba puestos unos zapatos. Pero cuando tubo que apartarse apresuradamente  al pasar un coche, los había perdido, ya que le quedaban muy grandes. Unos de los zapatos lo había perdido y el otro se lo había cogido un niños, y se había marchado corriendo.
La niña, llevaba un manojo de cerillas en la mano y en el bolsillo de su mandil aún tenía más. Pero nadie le había comprado nada en todo el día. Nadie le había regalado ni un solo penique. Ahora no podía volver a casa, ya que no había vendido ni una sola cerilla y no había conseguido nada de dinero. Su padre seguro que le pegaría y en su casa de todos modos también hacía frío, ya que el viento atravesaba las grietas que tenía el tejado. Así que la niña se sentó encogida en una esquina que había entre dos casas, de las cuales una sobresalía un poco más que la otra, apoyando sus pies contra su cuerpo.
Tenía mucho frío y sus pequeñas manos estaban a punto de congelarse                  "Ay" penso "endendere una cerilla contra la pared y asi me calentaré al menos las manos" Sacó una cerilla del manojo ¡Tris! ¡Cómo brillaba, como cómo ardía! Era una llamada cálida y clara. Mantuvo la mano por encima de la luz. La niña se sentía como si realmente estuviera sentada junto a un enorme fuego sobre el cual se encontraba una olla de latón humeante.
Entonces la cerilla se apagó y de nuevo la niña sólo contemplaba el frío y grueso muro. Encendió nuevamente una cerilla. Ahora se encontraba bajo un gran árbol de navidad. Eraaún más grande y estaba mucho más decorado que el que había visto a través de un escaparate. La niña encendió nuevamente una cerilla contra la pared. Se hizo de día y ante ella apareció la anciana abuela, resplandeciente y cariñosa. " Ay abuelita, llévame contigo! ¡ No me dejes sola! le pidió la niña.

 A la mañana siguiente encontrarón en una esquina junto a las dos casa el pequeño cuerpo sin vida de la pequeña, con las mejillas sonrosadas y una sonrisa en sus labios.



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